Este relato participa en el OrigiReto 2020 organizado por las reinas Katty (entradas a las bases del reto en su blog, aquí) y Stiby (en su blog las pueden leer aquí). Este mes conté con el invaluable beteo de Fabiola; ella también hace magia con los relatos y pueden leerla aquí.
Bailando con tu fantasma.
El amanecer tiñe de anaranjado el cuarto. Tus ojos están abiertos desde hace varias horas. No has dormido lo suficiente. No lo haces en, ¿qué?, ¿días, semanas, meses?
Es tan fácil dejar correr el tiempo. Una vez aprendes a ignorarlo, una vez encuentras algo más aplastante, más doloroso, más grande… una vez eso pasa, el tiempo deja de importar. El tiempo baja un escalón de importancia para darle paso a esa nueva cosa más aplastante.
Te levantas. La sábana cae dejando ver tu bata de satén.
La casa está callada.
Lentamente, temiendo de algún modo perturbar la quietud, mueves tu mano izquierda. La textura de la sábana te cosquillea en las yemas.
Tus dedos recorren la ya casi imperceptible deformación en el colchón.
Quitas la mirada de tu propio reflejo en el espejo de la peinadora y miras hacia donde tu mano descansa.
¿Semanas, días, meses?
Todavía no puedes dormir de su lado. Te asusta.
Te aterra levantarte y descubrir que la forma de su cuerpo se ha terminado de borrar.
Te deja congelada la simple idea de perder otro vestigio de ella. De que tus cabellos oscuros borren los rubios de ella.
Respiras profundo.
El aire no te llena por completo, pero alivia.
Es un alivio efímero, pero es lo que más obtienes últimamente.
Estás desnuda. No te molesta, hace años aprendiste a amar andar desnuda en tu casa.
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Estás desnuda. No te molesta, hace años aprendiste a amar andar desnuda en tu casa.
Estás desnuda. Sentada en el piso, con las puntas de tu cabello negro haciendo cosquillas en tus brazos.
Estás desnuda. Tienes la barbilla sobre tus rodillas, las piernas contra el pecho y los brazos encerrándote.
Estás desnuda. Y te estás abrazando porque temes romperte.
Estás desnuda. Y ahí está su taza de café, todavía con la mancha verde de su labial. Casi desvanecida, casi perfecta. Indeleble.
Estás desnuda. Y si aflojas tus brazos las partes que no se han ido van a irse, vas a perder más de ti misma.
Estás desnuda.
Solo estás desnuda.
Pero no es sólo eso. Es más como un clavo enterrándose de forma dolorosa en ti.
La música es tu segunda cosa favorita en el mundo. Amas ponerte tus audífonos y perderte hasta que tu piel hormiguee.
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La música es tu segunda cosa favorita en el mundo. Amas ponerte tus audífonos y perderte hasta que tu piel hormiguee.
Amas las canciones tristes, las que hacen que tus vellos se ericen y las lágrimas brillen. Aquellas que no importa si hablan sobre un dolor que no has experimentado; igual lo sientes.
Ghost of you se reproduce directo en tus oídos. La canción entra y llena cada parte de tu cuerpo y obedeces. Habla de un dolor que entiendes.
Alzas la mano derecha y cierras los ojos al tiempo que su figura se forma frente a ti. Cruzas el brazo izquierdo sobre su espalda y descansas la mano en medio de sus omóplatos.
Si cierras los ojos lo suficientemente fuerte y te dejas llevar por el sonido del piano, la puedes sentir. La puedes ver: su cabello larguísimo que cae más abajo de su cadera, tan rubio como el sol, sus grandes ojos verdes, siempre brillosos, su carita redonda y aniñada.
También la hueles.
Canela.
Bailas. Te desplazas por toda la sala de estar con los ojos cerrados y su recuerdo encerrado entre tus brazos.
Bailas por toda la sala con su fantasma.
No esperabas encontrar la camisa que tienes en las manos.
No esperabas encontrar la camisa que tienes en las manos.
No esperabas que el golpe del recuerdo te arrastrase al piso, te quitase el aire.
Estabas teniendo una buena semana. Llena de sus risas, de sus besos, de sus detalles. Llena de sus exhaustivas explicaciones sobre lo que realmente eran los skinwalkers, de sus rubores por los temas cursis y su total desparpajo al explicarle a su hermanito a usar un preservativo. Todos los recuerdos buenos se seguían repitiendo y te sentías algo más que un montón de pedazos rotos.
Ya no.
La camisa está llena de manchas de carbón, la manga derecha está rota y la cara de Zeppelin desteñida.
Ella no la usaba siempre. Pero cuando lo hacía no había forma en la que te acercaras a ella.
Odiabas esa camisa. La odias.
Te la acercas a la cara y la hueles.
Canela.
Lloras. Un poco. Mucho. Demasiado poco, demasiado fuerte.
Cada vez que ella se ponía esta camisa recordaba a su papá, la llevaba con él a través de los recuerdos.
La camisa desteñida y sucia te recuerda a sus ojos verdísimos, te lleva a sus abrazos suaves.
A ella la hacia llorar por su papá muerto. A ti por tu corazón roto.
Tu primera cosa favorita en el mundo es la pintura.
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Tu primera cosa favorita en el mundo es la pintura.
No has pintado en meses.
Te has obligado a eclipsar la necesidad de sentir la frialdad de las temperas. Te has obligado a encerrar en un cajón perdido en tu memoria la ansiedad por tomar un pincel.
Has ignorado lo que sientes por la pintura porque cuando tomas el pincel… cuando lo haces; no hay ninguna barrera entre lo que sientes y tú.
El arte borra las restricciones que te impones.
Y no quieres sentir el dolor crudo que late dormido dentro de ti. No quieres hacerle frente al dolor, porque ¿cómo lo harías? Estás destrozada y solo has sentido una parte.
Estás en ruinas y solo has rasguñado la superficie del dolor.
Sin embargo, esa mañana algo grita dentro de ti.
Pinta. Pinta. Pinta. Pinta.
Algo te tortura mientras te cepillas.
Pinta. Pinta. Pinta. Pinta.
La necesidad te obstruye la boca del estómago y subes al ático.
El olor te golpea con fuerza. Te hace jadear.
Noventa y tres días sin pisar el ático.
Noventa y tres días sin tocar un pincel.
Noventa y tres días sin mancharte de pintura.
Noventa y tres días sin escupir tus emociones sobre una tela en blanco.
Noventa y tres días, estás segura que son noventa y tres.
El primer cuadro que desvistes es sobre ella; el dolor te aprieta el pecho.
La pintaste como Rapunzel, pese a que ella odiaba cuando la comparabas con la princesa.
No has dormido en más de veinticinco horas.
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No has dormido en más de veinticinco horas.
La vista te arde, la cabeza te va a explotar, las manos te tiemblan.
Terminaste.
Das tres pasos hacia atrás, como si necesitases espacio para apreciar el dibujo en el lienzo.
Noventa y tres días sin pintar y lo que has hecho es básico y sencillo.
Un rostro.
Un rostro de cejas delgadas y arqueadas, de párpados cerrados, de mentón prominente. Un rostro enmarcado por cabello rubio. Un rostro con nombre y apellido.
Te ríes.
Ella odiaba en serio su barbilla.
¿Cuántas veces te rogó porque la pintaras con una barbilla más pequeña, más delicada? ¿cuántas veces se quejó? ¿cuántas lágrimas de inseguridad soltó?
A ti te parece que es lo que la hace más guapa.
Recibes el atardecer en la terraza. No deberías estar ahí, lo sabes, pero el vigilante pasa más tiempo metiéndose lengua con el sujeto del apartamento de abajo que viendo las cámaras de seguridad.
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Recibes el atardecer en la terraza. No deberías estar ahí, lo sabes, pero el vigilante pasa más tiempo metiéndose lengua con el sujeto del apartamento de abajo que viendo las cámaras de seguridad.
Lo aprovechas. También lo aprovechabas con ella.
Estás acostada contra una manta que trajiste. El cuadro descansa contra tu estómago.
No te decides entre el amanecer o el atardecer. Son momentos incomparables, pero igual de importantes.
El inicio y el fin.
Se te dan horrible los finales.
Cierras los ojos y abrazas el cuadro.
Perderla fue como un disparo; te traspasó y te dejó una herida abierta y sangrante.
Todavía sangras.
A veces más, a veces menos.
Estás comenzando a entender que siempre va a sangrar, no importa si no pintas, no importa si lo ignoras, no importa si te lo guardas.
Va a sangrar.
Abres los ojos. Te pones de pie.
Siempre va a sangrar.
Agarras el cuadro.
Ahora lo sabes.
Caminas a la puerta para entrar al edificio.
Pero, ¿en serio importa que sangre?
Entras y caminas al ascensor.
Todos tienen heridas que no se ven y que sangran y todos viven con ellas.
Las puertas del ascensor se cierran.
Solo debes aprender a vivir con esta nueva herida. Solo debes aprender a llevar tus pasos de vuelta a tu camino.
Aprender a caminar sin ella.
Fin.
Objetivos que cumple este relato:
- Objetivo principal: Escribir un relato basado en una canción. La canción es Ghost of you de 5SOS; cuéntenme a ver si logro transmitir una parte de esa maravillosa canción con este pequeño relato.
- Objetivo secundario 1: Rapunzel.
- Objetivo secundario 2: Skinwalkers.
- Objetos ocultos: Un preservativo y un clavo.
- Milpalabrista: 1.330
¡Espero les haya gustado! Una curiosidad del relato de este mes es que este fue enviado a la antología #FanartsDeLaBiblia y como, obviamente, no fue seleccionado y a mí me gustó mucho hoy está viento la luz en este pequeño blog.
Chica, que bonito y cuanto dolor trasmite.
ResponderBorrarNo sé que más comentarte, trasmite tan bien la pérdida de un ser querido que se te encoge el corazón al leerlo.
Buscaré la canción para oírla.
Saludos y nos vamos leyendo.
¡Ay, Isa! Muchas gracias por pasarte por aquí. 👉🏽👈🏽
ResponderBorrarNo te preocupes por comentarme tan poco, ha sido lo justo para sentirme bien en saber que sí he transmitido lo que quería con mi relato. Me has hecho sentir más segura sobre lo que transmití. 😊
¡Ojalá te guste la canción! A mí me tiene enamorada. ❣️
Besitos ¡y que la Gran Diosa Gamba Cósmica Intergaláctica te bendiga con mucha inspiración para este mes!
¡Hola!
ResponderBorrarHa sido desgarrador, me ha hecho recordar esos momentos tan duros que pase, pero que con el tiempo se superan. Me ha encantado, lo has descrito de una forma muy vívida y eso hace que quieras llegar al final de la historia. Gracias por recordarme esas emociones, nos hacen más fuertes y que estemos alerta, que no se olvide que una vez te pasó.
Recomendada para este mes, al menos por mi parte.
¡Hola, Cherry!
Borrar¡Muchísimas gracias por pasarte a leer y comentarme! Es un honor ser tu recomendación de abril. (/u\) y gracias por compartirme la forma en la que te ha llegado mi relato. En su momento disfrute de escribirlo y al subirlo aquí quería compartirlo porque es un bebé que me llena de orgullo.
Gracias por dejar que mis palabras te lleguen.
¡Nos leemos! 💜
¡Guau! Una preciosidad de relato, con un buen ritmo narrativo que va transmitiendo bastante bien las emociones y sentimientos de la prota. Acertadísimo el narrador elegido, dirigiéndose directamente al corazón de les lectores.
ResponderBorrarLa canción (ni el grupo) no la conocía y tampoco es que me haga especial gracia. Cuestión generacional y diferente cultura musical, supongo. Pero si reconozco que llevas muy bien la inspiración en ella, cogiendo algunos pasajes como el de la taza, la camiseta...
Por cierto, tiene gracia. Justo cuando empecé a leerlo estaba sonando Led Zeppelin en mi spotify, al llegar a la parte en que dices el título de la que te basas tuve que parar para buscarla (Ah, el piano son apenas dos notas marcando los compases, según decías "Si cierras los ojos lo suficientemente fuerte y te dejas llevar por el sonido del piano, la puedes sentir.", estaba pensando que me había equivocado de canción, porque suponía que el piano tenía más partitura, jajaja. A lo mejor habría que decir "...llevar por las rítmicas notas del piano,...". No sé.
Pero que luego la camiseta fuera de Led Zeppelin (por cierto, solo pusiste Zeppelin y por un momento pensé, al referirse a "la cara de Zeppelin desteñida" que era el nombre de una mascota, un perrete o algo con cuya foto hubieran hecho una camiseta. Luego en la letra de la canción si se refiere al grupo, jajaja.), y que estuviera escuchándoles justo al empezar, fue una curiosa coincidencia.
Este mes tienes un potente relato. Enhorabuena.
¡Hola, Random!
BorrarUhm, me parece importante las dos cositas que me señalas. Voy a editarlo para especificar lo del piano y también lo de Zeppelin (que qué coincidencia que lo estuvieses escuchando, la verdad), que cuando lo puse no sabía muy bien de qué iban las camisas en honor a él y después me dije que equis, igual sí habían camisas con su cara. x'D
El uso del narrador confieso fue un experimento. Comencé a trabajar con la segunda persona en febrero y cuando escribí este relato me pareció una excelente oportunidad para jugar con este narrador. Es un alivio saber que no lo escribo tan mal. 😂
¡Nos leemos! (todavía sigo enamorada de Frida y Agne).
Buenas,
ResponderBorrarmuy bonito el relato y la canción.
Y es cierto que hay recuerdos que son muy dolorosos, fantasmas que no se apartan de nuestro día a día.
Me ha gustado mucho los detalles que has puesto como lo de Rapunzel o lo de su barbilla, me ha parecido muy tierno como lo recuerda.
¡Nos leemos pronto!
¡Hola, Érica!
BorrarGracias por leerme. ^^ Estoy totalmente de acuerdo sobre los fantasmas con los que cargamos día a día, pero estoy con mi prota en el sentido de que si bien algunas cosas no podemos olvidarlas o no nos dejan de doler sí podemos trabajar para que día a día el dolor sea menos crudo y el fantasma menos fuerte. 🤗
¡Nos leemos!
Hola!
ResponderBorrar¿Porqué en lo primero que pensé al leer el título fue en la peli Gosht? Obvio.
La desesperación dormida en el interior por un dolor que no quieres sentir, pero que estará latente en tu vida para siempre: eso es lo que me ha transmitido el relato.
Me ha encantado el narrador que has elegido porque hace que realmente te llegue dentro. El ritmo y la prosa me parece que están muy bien tratados para que, junto con el contenido, logren llegar al objetivo de emocionar al lector.
Realmente una situación muy dura es la que describes, pero lo haces de un modo que te lleva a querer leer más aunque el relato haya concluido.
¡Enhorabuena! Me parece un relato genial.
¡YO TAMBIÉN ME VI ESA PELI Y ES TRISTÍSIMA! ay, me hiciste acordar de la escena donde el en fantasma la acaricia y ella llora. 😭😭😭😭😭 En serio desperdicié una oportunidad al no colocar una referencia a la peli. 🤦
BorrarGracias por compartirme lo que te transmite mi relato, me da una perspectiva nueva sobre él. El narrador es algo con lo que estaba jugando: me he leído algunos relatos en segunda y en todos terminan sintiéndome afectada, muchísimo más que cuando leo en primera persona, me parece que establecer esa relación con elle lectore es algo muy característico de la 2da persona y me alegra haberlo conseguido. Una cosa divertida es que la amiga que me beteó el relato me dijo que para no gustarme o leer poesía escribía con muy buena prosa y ritmo. x'D
¡Gracias por leerme! Besitos.
Genial relato Carly, muy musical, muy cuidado y muy poético, y una sobrecarga de sentimientos que plasman el mismo estado de ánimo de la protagonista en quien lee, busca totalmente la empatía del lectore, has sabido plasmar muy bien las emociones de la protagonista y no conocía la canción pero está muy bien. Es muy emocional y creo que también triste, te deja ese frío de soledad y esa mala sensación de saber que alguien ya no está y no va a regresar, que es bastante desolador, y bueno el drama no es lo mío, pero creo que has hecho un trabajo genial aquí. Ya digo que me ha parecido muy cuidado, muy correcto escrito y transmites mucho y el formato que le has dado creo que le viene muy bien. Enhorabuena ^^
ResponderBorrar.KATTY.
Buenas tardes
ResponderBorrarAcabo de leer tu relato. Muy bien escrito y está muy bien reflejado el dolor que se siente al sufrir la pérdida de un ser querido. Aparte, la caracterización de la protagonista está muy lograda. El lector va viendo qué le gustaba a la protagonista (el baile, la pintura) y qué tipo de relación tenía con la chica que desapareció de su vida.
Luego, también está muy bien conseguida la relación entre el relato y la canción en que se basa. Yo creo que has captado la esencia de la canción en tu relato (he ido a Youtube a escucharla).
Enhorabuena y un saludo.
Juan.
Carlyyyyyy, vaya PRECIOSIDAD. Está muy bien escrito. Me encantan las repeticiones de los párrafos en los que la protagonista está desnuda. Me encanta que no des sus nombres porque, aunque sí especificas gustos muy concretos de la protagonista y las inseguridades de su pareja, creo que lo de no ponerles nombre contribuye a que la experiencia sea más universal. A que podamos empatizar más con ellas, porque no son X e Y. Son cualquier chica. Podría ser cualquiera de nosotros algún día (sí, suena dramático).
ResponderBorrarEn cuanto a la canción, pensaba que era Ghost of you de My Chemical Romance y creo que eso ha hecho que lea el relato con más desgarro aún jajaja. Le echaré un ojo a la canción, hace tiempo que no escucho a 5SOS, pero hace años me gustaban bastante. Fui a uno de sus conciertos.
En fin, que el relato es precioso y que me ha encantado lo bien que transmites el dolor gracias a los detalles pequeños. Destaco la parte en la que la protagonista tiene miedo de tumbarse en el lado de la cama que ocupaba su novia porque entonces desaparecerá el bulto que dejaba su cuerpo. Impresionante eso.
Un abrazo y enhorabuena, en serio :)