Este relato participa en el reto "12 meses 12 relatos" en la modalidad máster, un reto organizado por "De aquí y de allá" by TanitBenNajash.
Consigna: Escribir un relato que transcurra en un baño.
Número de palabras: 490.
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Gente loca
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—¡Mamá! —chilla la adolescente lo suficientemente alto para que todos en la cuadra se enteren.
Celeste se detiene momentáneamente al escuchar el grito de su hija, pero sigue enjuagando los platos con calma. Teresa, en el baño, grita el nombre de su madre más de una docena de veces antes de que la señora se digne a pararle bolas.
—¿Qué coño e' la madre te pica, carajita? —pregunta Celeste, parándose en la puerta del baño. Su hija desliza la puerta del baño mostrándose totalmente desnuda, llena de agua y jabón.
Carmen parpadea, sin variar la expresión.
—¡Otras madres habrían venido corriendo! —acusa Tere, colocándose las manos en las caderas—. ¿Y si me hubiese pasado algo? ¿Y si me hubiese resbalado con el jabón y me hubiese partido hasta la madre? ¡¿Y si me caía shampoo en los ojitos?!
—Ajá. ¿Y qué te pasó?
Teresa resopla, metiéndose debajo de la regadera para terminar de sacarse el shampoo del pelo, porque lo cierto es que sí está comenzando a picarle en los ojitos.
—No te wa decí.
Carmen se toma su tiempo para preguntarle a Diosito por qué tuvo que darle una hija tan rara, buena muchacha, pero con unos arranques perturbadores. Camina hasta sentarse en la taza de la poceta, al lado de la ducha.
—Dejé de hacer la fregación por ti, así que habla porque más bolas no te voy a jalar —explica Carmen, comenzando a quitarse el esmalte restante del borde de las uñas.
Estaba fregando para terminar de quitarse el esmalte de las orillitas. Todo sea dicho.
—Quería mostrarte algo —dice de repente Teresa. Se sale debajo del chorro de agua y sale regando agua hasta pararse frente a su mamá. Carmen alza una ceja al tener la vagina de su hija frente a su cara.
—¿Más o menos, Teresa Virginia?
Tere hace ese sonidito de nariz a medio camino de un resoplido y una risa.
—¡Me afeité! —revela, complacidísima con ella misma.
—Mami, tienes dieciséis años, ¿nunca te habías afeitado o qué? —interroga Carmen, echándose para atrás y levantado la cabeza. Si es por su hija, Carmen jamás dejaría de verle la vagina.
¿Pudor? Esa vaina no corre por la cabecita de Teresa.
—¡Pero lo hice diferente! —explica, impaciente—. Mira, sabes que he estado leyendo que los pelitos son importantes...
—... esa vaina yo ya te la había dicho...
—... pero sabes que mañana comienzo las clases de natación y los pelitos se me ven. O sea, por fuera del borde del traje de baño. ¡No voy a andar con pelos por ahí! O sea. Sí voy a tener, pero no así tan públicos pues. Me hice esa vaina brasilera y me recorté los pelitos ¿acaso no me quedó fue bello?
Carmen parpadea, procesando todo.
—¿Sabes que otras hijas no llaman a sus mamás para mostrarles la cocoya afeitada? ¿que ni siquiera andan desnudas frente a sus mamás?
Teresa resopla, volviendo a meterse en la ducha.
—Gente loca, pana.
Fin.
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1. Parar bolas: Prestar atención.
2. Jalar bolas: Suplicar, rogar.
3. Cocoya: Otra forma de llamar a la vagina.
A veces, sinceramente no se de donde sacas estas ideas mija, neta que no sé. Mi cara es la cara de su madre y ya esta, no tengo nada mas que decir por hoy.
ResponderBorrarBueno si, explota tu habilidad de narrar con diálogos, no se te da mal, habrá que pulir detalles donde metes acciones pero hasta ahí, de hecho esta bastante bien, me gusta tu avance en las cosas que estas presentando este es de tus mejores, pero ya me voy con la cara que me dejaste mas o menos así-> (.___.)'