Este relato participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2020 organizado por “De aquí y de allá” by TanitBenNajash.
Este relato no hubiese visto la luz sin la invaluable ayuda de Nanune y Andrea: muchísimas gracias por ayudarme con mi bebé, chicas.
N° de palabras: 800.
Este relato no hubiese visto la luz sin la invaluable ayuda de Nanune y Andrea: muchísimas gracias por ayudarme con mi bebé, chicas.
N° de palabras: 800.
Consecuencias (buscadas) de salvar una vida.
—¡ERES EL DIABLO! —me grita Lupe.
Tuerzo los ojos y labios con desdén.
—Ten tantita madre ¿sí? Te acabo de salvar la vida.
—¿Y PARA QUÉ? ¡PARA MATARME Y COMERTE MI CADÁVER! ¡BRUJOOOOOOOO!
Es la última vez que salvo a una loca. Esto te pasa por andar mostrándote, José María, por necio.
—¡AUXILIO! ¡AYÚDENME! ¡UN NAHUAAAAAAAL! ¡ME QUIERE MATAAAAAAR!
Ay, cómo grita la desgraciada. Ah, pero mientras la salvaba de ese desgraciado si se estaba calladita. Miro hacia abajo. A la verga, tengo sangre en toda la camisa. Las desgracias solo siguen y siguen. Al igual que los gritos de Guadalupe.
—¿Sí te CALLAS? —grito perdiendo la paciencia. El grito me sale como un ladrido de perro y eso debe recordarle a mi nahual, porque se calla—. Si no quieres que te metan presa, sígueme. Si quieres explicarle a los polis cómo llegó la sangre de un tipo muerto a tu blusa, quédate. Haz lo que te dé la perra gana.
No espero por una respuesta. Doy media vuelta para salir del pueblo. Ensangrentado, herido y con las emociones de Lupe amenazándome con una jaqueca.
San José de las Barriadas es una de las veintinueve localidades de San Juan del Río. La mayoría de la población pasa de los sesenta años; casi todos los adolescentes se marchan a La Valla (algunos pocos a San Juan del Río, la ciudad) y una pequeñísima minoría regresa al pueblo. ¿A qué?, ¿a pudrirse en sus casas sin trabajos o educación?, ¿a acompañar a sus madres a las misas o vivir en las tabernas noche sí y día también?
Sigo aquí pese a que mi mamá insiste en que soy muy joven para marchitarme aquí. También soy nahual. Eso no se lo digo. Prefiero ahorrarle todo el malestar que le traería saber que su único hijo es una bestia.
Esa es otra cosa de los barrienses; somos un pueblito podrido en prejuicios. En contra de todos los chismes inventados en la Conquista (desgraciados españoles, puta Inquisición) y que se siguen gestando en las calles, los nahuales somos guardianes.
¿Cómo lo ven? Soy el protector del mismo pueblo que de saber quién soy realmente me prendería fuego.
Una de las habilidades de nahual que más he desarrollado es la percepción de las emociones. Mientras más fuertes y claras sean, más fácil es para mí percibirlas. Lupe prácticamente me grita su miedo.
—¿Te puedes tranquilizar? —pido tocándome la frente para intentar aplacar el dolor de cabeza.
—Discúlpame si estoy asustada POR ESTAR CON UNA PUTA CRIATURA DE CUENTO.
Y volvemos a los gritos. De puta madre. Quería llegar a la casa para explicarle todo, pero no me está dejando opciones.
Guadalupe es hermosa incluso con toda esa sangre y barro manchandola. La conocí en la taquería en donde trabajo y me enamoré pese a que siempre iba con una novia o un novio.
—Mira, no te voy a lastimar. No puedo. Me mataría a mí mismo si le causo daño a un inocente.
—Pues a ese tipo le destrozaste la garganta —replica con maña. Me alboroto el pelo.
—Sí, bueno, no era precisamente un inocente. Lo maté porque te estaba lastimando.
Ella guarda silencio. Me meto las manos en los bolsillos del pantalón, sin la bulla de sus emociones afectándome puedo relajarme un poco.
—¿No eres el diablo?
—Nop.
—¿Y un demonio?
—Cuando tengo hambre, jejejeje —respondo. Me ve seria—. Bueno, bueno. No, no soy un demonio.
—¿Comes cadaveres?
—Nop.
—¿Chupas sangre?
—Soy un nahual, chiquita, no el Chupacabras. —Me balanceo en mis pies esperando la última pregunta. Sé lo que me va a preguntar porque es la última mentira cochina que se dice sobre los de mi tipo y porque se sonroja—. Preguntalo. Sin broncas.
—¿Tú… tienes sexo…? —Lupe se calla, frunce los labios, resopla y me mira finalmente—. ¿Te cojes a tu doble nahualli?
No me aguanto la carcajada. Cuando estaba más pequeño esa mierda me encabronaba. Hoy soy capaz de reírme sobre ello.
—¡¿Qué?! No te rías de mí como si fuese una ignorante.
—Es que lo eres, Lupita —respondo con pausas para regular mi respiración. No le gusta que le digan ignorante; se pone a la defensiva—. Hace quinientos años éramos considerados espíritus guardianes, éramos respetados. Llegó la Inquisición, hizo un desmadre con TODA nuestra cultura y hoy soy una bestia producto de una india preñada por el diablo. Disculpa si me río, pero es mejor que seguir molestándome por una situación que no voy a poder cambiar.
Guadalupe me ve sin saber qué decir. Reanudo el camino a casa.
Más tarde esa noche, ella se me acerca y me dice: “lo siento”. No cambia una mierda, pero me hace sentir mejor.
Me hace sentir que después de todo sí hay gente en San José de las Barriadas en las que confiar.
Fin.
Estoy muy nerviosa sobre este relato en cuanto a haber escrito una buena representación de este pequeñita parte de la cultura mexica. Hice mi tarea, chicas, espero que se note y esto no sea un desastre total. Por otro lado, me siento muy feliz con la historia que conté, siento que le di a José María la historia que merecía y honré a mi vaca.
En serio espero que les guste. (/w\)
En primera, se nota la investigación y la asesoría con dos morras mexicanas aunque ninguna sea de la zona que escogiste pa' ubicar el relato. La personalidad de ambos protagonistas también la siento bastante adecuada, soy muy fan de José María y me da mucha risa que uno de mis amigos se llama así y es igualito, así que inevitablemente pensé en él.
ResponderBorrarNo siento que retrataras la cultura mexica, pero la mexicana actual si, hay que aclarar que no son la misma cosa. En la primera los nahuales no eran mal vistos, en la actual... a mucha gente les dan miedo y lo asocian con cosas malignas, mamadas.
Lo del sexo con el mismo me dio mucha risa, porque no es algo muy extendido eso lo cree gente que piensa que son dos entes distintos, pero pos no.
Otra cosa es que aquí no se les llama tabernas, les decimos cantinas o bares, pero es una nimiedad. Te repito lo mismo que en el otro relato ¡no ocupas poner mayúsculas a lo bestia! Neta no es necesario, con los signos basta o agregar un "grito" o "perforó los tímpanos" o similares, ya me entiendes.
Aparte agregar ese tipo de descripciones haría que el lector identificara más el sonido que estás intentando expresar que el simple uso de las mayúsculas, sirven además para contexto. El "jejeje" no me agrada del todo, aunque no es tan incorrecto, yo haría en ese caso una acotación tipo "respondió riendo burlón" o similar sin incluir la onomatopeya de la risa.
En fin, me ha gustado es una participación muy decente. La apruebo y te pongo tu estrellita de que lo hiciste bien y porque se notan tus avances, esto te lo digo en cada uno pero es que si se nota, aun en los detalles que haces lo posible por tomar en cuenta las recomendaciones de tus betas y mias. Eso siempre se aprecia.
Pero bueno ya quiero ver que haras con Alicia Villareal, Sorpréndeme.